My favourite things



Coltrane suena de fondo mientras escribe sus pensamientos en la almohada. Hoy le apetece sentirse. El estrés le apura y, no hay amante apetecible en la cesta de la compra.
Huele la última adquisición, "Graves, La diosa blanca". Un capricho postadolescente que no tendrá prisa en hojear. Lo coloca a la derecha de Tolkien, junto al diccionario de mitología. Echa un vistazo a las miles de páginas que tiene en frente, sobre los estantes. La ansiedad le vuelve apurar. Hoy tampoco irá al gimnasio.


-Hoy no puedo
-¿Te parece el jueves?
-Bueno, pero llega puntual...
De sobra sabes que es imposible. El ritual tiene un porqué: "-Mi vida se alarga con el tiempo que te robo."
-¿Sí? ¿María eres tú?
-No, soy Paula
-¿Qué Paula? (porque mi hermana no eres) -piensa
-La novia de Chema
-Ah
-Es que te dejaste un anillo en mi casa
-Ya -nerviosa
-No sé, ¿quieres que lo deje en el pub de tu hermana?
-No, no importa quédatelo -confusa
-En serio, que no me cuesta
-Bueno, podría ir a buscarlo a tu casa, si no te importa
-Para nada, ven cuando quieras
-Pues si te parece me paso el miércoles, sobre las ocho
-Vale... -se produce un corto silencio- Vale, vente, le digo a Chema que te lo dé.
-No, no hace falta, ¿qué día estás tú?
-El jueves, el jueves sobre las ocho
-Vale
Hace unos días que lleva pensando en ello. Exactamente qué pasó. Que se enrolló lo recuerda, a medias, pero lo recuerda, pero qué pasó. Su psique está tocada. ¿Le gustó? Inevitable pregunta, si se está pensando en cambiar las señales de cedaelpaso en el circular de los días que siguen.
-¿Terminaste el listado?
-Mañana a primera hora
-A primera hora
Se aburre, es eso. Antes que ahora, conoce el valor de las horas del reserva, las del que está en el banquillo. No es que tenga pensado jugar un partido de este tipo, pero si no hay con quien ir a nadar, bien vale una tarde de patinaje. ¿No?
-Está helada -mientras enciende la calefacción
-Mis niños -le gusta dar unos toquecitos en el cristal del acuario mientras da de comer a los neones. Les sonríe.
-Joder, qué poco me apetece -mientras le echa un vistazo al interior de la nevera
Tira a la papelera el correo de estos días, los avisos del face, los mails encadenados... Busca una excusa para llamar a María, la desecha en cuanto reflexiona sobre lo qué le va a contar. A ella, que le cuenta todo con pelos y señales, cada segundo de las aventuras ocasionales (o provocadas) precipitadas casi siempre, qué le va a contar ahora. Cuánto cuesta silenciar.
-¿Sí?
-Lorena soy yo, ¿me acompañas el jueves a comprar el vestido?
-No puedo
-Joder
-¿Por qué no quedamos mañana?
-No puedo
-¿Y al salir del banco? -con inseguridad- Pero a las ocho tengo que estar en el Couto
-Joder nena, es imposible y tú lo sabes -enfadada
-¿El viernes?
-Mierda, si no hay otra -muy enfadada- Veremos quién me puede quedar en el bar
Espera que no le pregunte. A Paula le sonaría increíble :"-Sabes, no puedo, es que me apetece verla ¡Dios, me apetece verla!"
Hoy no desea hacer nada más. Sólo quiere echarse en el sofá verde, cubrirse con la manta de felpa roja, encender el portátil, darle click al Anime (descargado) y sonreir con el picante acento oriental de los Mangas. Puede incluso, que se abra un Somontano (nada de otro mundo) y, se deje llevar por la somnolencia que le provoca el vino. Suena a bobería, lo sabe. Pero qué suave se sienten las notas así, con la energía a medio gas, a menos de eso. Qué diferente la piel, cuando se va lento porque no se puede ir más deprisa.
Esta noche, el listado, la plancha... pueden esperar.
-Buenas noches, Miles
-Buenas noches, John
-Buenas noches, Blackbird

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