Sozinha

Desperté sin nadie a mi lado, como casi siempre, experimentando la sensación de no tener nada por lo que protestar. Manu respiraba tan mal como desde hacía cuatro meses y encima, desde la muerte de Paula, sin encontrar a nadie que le satisfaga. Entiendo que no le apetezcan ciertos cambios pero es que resucitarla es del todo imposible. Pero, ¿qué reflexiones son estas?

-Joder, Manu
-¿Qqq-qué oo-cu-cu-rrr-re?
-¡Mierda!
-Mmm-ma-má

Mamá, ¿qué? No me hagas muecas. ¡Ya está bien!

-Mmm-ma-má
-¡Mamá se va a hacer un café!

¡Ay, mierda de taza! La colada encima de la cama, la plancha por hacer. ¡Mierda, mierda, mierda!

-¡Ma-mmmmá!
-¿Qué ocurre?
-Je-je

-¡Manu!

¡Hijoputa! ¡Maldito tú y tu padre!

-Hola, hola. Sí, soy Lola, ya, ya, pero, es que Manu

¡Imbécil!

La vida es como un juego de damas: rápida, rápida, rápidamente se te come. El tiempo de desencuentro, la piel naranja, el pensamiento reservado... Las lágrimas y las estrías se incorporan al billete de un viaje que se para (tiempo arrebatado) y que comienza de nuevo (con giros que te arrebatan nuevamente tiempo).

La vida se descompone en virus y bacterias.

Siempre me han encantado estas escaleras de madera, a pesar de la luz escasa y del deterioro. El gatito del descansillo del pasamanos, se deja acariciar ante la sorpresa de Javier.

-Increíble, de Luís siempre se escapa
-No, yo huyo de él... ¡Gato roñoso!

Quisiera pensar que hoy tengo un aura especial, o mejor, que siempre, para los que la pueden percibir, pero con seguridad es una barrenada.

-¿Hace cuánto que no odias a un desconocido?
-No entiendo
-Cariño, que es un comienzo

Las pequeñas cosas extraordinarias de la vida se mezclan con microorganismos que se despachan a gusto con tus circunstancias. Tranquilamente, aquí sentada, espero: Organizar los venenos que me revolucionen y tiñan de rebeldía a estes vivos y a los no-vivosperotampocomuertos.

Condicionar sus movimientos, como lo están los míos.

-¿Tú crees?
-Sentir, venga de donde venga

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