Canela de aguamiel

Aquella desleal tez desgarró al gobernador. Sufrió la elasticidad del señuelo, congraciando de nuevo con el juego del gurí. En la molicie de las sensaciones sumergida, la nana dejó al niño que la protegiera entre hierros y algodón.
A medio camino entre la nada y algo, entre la poesía y la prosa, la comunicación y lo ininteligible, entre lo absurdo y las vergüenzas: El olor a sexo.
¡Lo oyes!, está gimiendo mi vientre. Si te acercases solo un poco acariciaría tus párpados con mi aliento. Si me hablases supiraría en tu nariz. Mientras fuera se quejan las hienas, en mi estómago siguen buceando las lombrices. Sobre las paredes de la carne me estorban las lanas. Se empaña mi vida. Tumba de papel.
¡No me mires!, que hacen daño las luciérnagas cuando huecos lo iris se les escapan las sombras. El viejo ha dejado el bolsillo en la garganta para guardar palabras por las que hubiera regalado... ¡Qué más da! Se ha tropezado con su espalda al volverse hacia mis mejillas. Mis poros embriagados sudan niebla. Mis voces gritan. Un chillido arrancado a las batallas, en el momento en que ella baila entre piedras blancas y cristales que le mojan el alma y yo siento desde la ventana el frío y el dolor de la tierra.
Marguerite quiere escuchar un cuento. No es fácil. Después de parafrasear un rato no me atrevo a preguntarle si me está entendiendo. Tengo escalofríos sintiéndola a mi lado, y, ahora querría olvidarla.
Nada. Después de que se callaron las almas, después de caerse en los pantanos de los ríos desiertos, las sombras pardas que envolvieron mi cordura, hablaron y, nunca dejaron de nadar en mis oídos. A esas voces, mis voces, nunca les gusté yo.
La niña me pide tiempo. Yo ya se lo vendí. Lo siento, me tengo que ir. Quiere jugar conmigo. La mirada perdida en el interior de algún ojo que no guiñe, del brazo de ella van los dedos del miedo. No hay pulso en las acciones del pensamiento.

2 comentarios:

Histeriahistrionica dijo...

Me encantan esos llantos que gritan alaridos descompuestos en las noches espías de las ventanas ocultas. Me gustan tus cantos de eternas pulsiones, aromas fragantes, de un pasado ausente. No vivido o quizá, sí. ¿Reminiscencias? Siento tus lamentos, escucho tus voces.
Cierro los ojos cuando leo tu melodía y sobrecogida contemplo a los niños jugando en el patio del recuerdo. Una niña llora. ¡Los vivos no quieren jugar a ser muertos, los niños no puden jugar a ser grandes!. Materializas los sueños, porque tú respiras en ellos. Vida. Anhelos que exhalan personajes que danzan bailes de música rasgada. Pensamientos. Gimen tus voces y a mí me cautivan. Tú posees todos los latidos...

Nela dijo...

Respirar y toser. Toser a cada paso que uno inhala lo necesario para vivir...

Me da miedo que pienses que poseo tanto. Te aprecio demasiado como para no desengañarte...

Y recuerda ser hay que creer. Créetelo!!

SPNB