Messenger

Juan quedó atrás. Lo único que le había animado en ese día de oficina. Tenía tantos papeles acumulándose en el despacho que parecía (aunque suene a tópico) que tenían vida propia y jodían entre ellos para reproducir cachorros de celulosa vestidos de tinta de colores. Como Manzana dice Yo, mí, me conmigo...

Al llegar a casa María se encontró que Paula le había dejado lo siguiente en el messenger:

"...sabes lo q te digo me estoy cansando de q siempre tengas excusas de quedar, porq son excusas, porq con otras personas haces un hueco y (...), me está doliendo decirte esto pero es lo q hay y lo siento si te molesta la verdad, pero yo también tuve q aguantar y espero q te des cuenta de lo q estás hciendo y que sepas q me está doliendo mucho... Ya veo, no te lo hecho en cara pero te voy a decir una cosa nadie te defendió, como mucho alguno se callaba, pero yo te defendí mucho y sé q tú a mí también. Yo lo tengo en cuenta pero parece q tú no. Si después de esto no quieres volver a hablar conmigo es tu problema (...)"

Supongo que hay algo peor que el o la que desees que te quiera no lo haga, y es que no te responda.

2 comentarios:

coco dijo...

Sin duda, la indiferencia es terrible. Mucho más incluso que el odio. Porque si alguien te odia, al menos piensa en ti. Y seguro que te responde aunque no lo quieras.

Nela dijo...

Y aunque sea tarde...

Un beso y gracias por la visita