Arcoxia

En la línea que se desliza entre el Atlántico y las amnesias inhaladas en cachimbas de plástico. El corredor que se abre a navaja entre las vísceras, en los límites de los oceanos de sangre y que se pierden en el caos de la sinestesia del dolor propio. Y en el que se genera en las huellas de lo inútil y en el duelo de quien lo crea. La sabia que recorre las acciones repatriadas a cada golpe, no se vaya a perder algo del esfuerzo por conectarte con el duermevelas que te extingue y te mantiene viva. 

La electricidad  que se acciona en el músculo del durmiente mientras la almohada se descalza en el esperma que vomito entre el sueño y el alba. El tranvía que abre la sinopsis da la grafía botánica de tus entrañas. El sí quiero de la mujer que deja su espalda al descubierto. El envés de su señuelo.

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