Ensueños

Abominables erupciones, fetos
errantes en dormitorios de papel,
que engullen ácidos en gargantas
de infantiles las conciencias, dedos
de ancianas carnes, podridas lavandas
que supuran las paredes, label
de locura que embruja palabras,
ecos sordos que apabullan, infierno
dorado que el aliento amenaza.

¡No mimeis mi ira! No la deseé
para soñar despierta -¡Ay! ¡Piel rosada!-
su cuerpo dormido, que sólo poseo
cuando amante entre grotescas caricias
                             loco de rabia, envuelto en la red
que ella tejió -¡Lloro su impiedad!


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