Cósmicos

-¿Le diste las llaves a la abuela?

Hace tanta calor que no apetece nada salir del coche. Javier no tiene ganas de conducir e intenta esquivarlo. Ayer dio demasiadas vueltas y apenas si me dejó dormir tres horas. Espero que mis ojos no respondan al cansancio.


-¿Tienes las reservas?

-Paula, te he dicho que está todo


Correría hacia atrás, pegaría un volantazo -"pegar un volantazo", qué clase de afirmación es esta...


Siento tanta rabia en el estómago que vomitaría si pudiera, pero es que a estas horas y en el coche... Despertaría al pequeño, incomodaría al adulto. Para responderme no hacen falta muchas palabras, pero para explicarme, sí.


Ayer no fue un gran día. Alguien comentó que me estaba tirando al comercial de Vigo, incluso llegó a mis oídos la idea de que nos lo hicimos en su despacho. No me gustaría pensar que en algún momento sería apetecible algo así. Mezclar el negocio con el placer, joder en el lugar de trabajo.


Ayer no fue un gran día. Recibir pacientemente los gritos del otro, sentirse idiota. No porque sea tu jefe, sí, porque no hay contraargumentos posibles. Cómo hacer que vea que simplemente está de no.


-(No porque no)


Ayer fue uno de esos días para los que necesitas dormidina -o alprazolam-, aunque mejor sería la opción de follar. Sin duda.


-(Jódeme un poquito que, necesito no sentirme jodido)


Ayer, como hoy, necesitaba una píldora de sexo. Si pudiera llamarte con mis dedos (plas), tragarte todo y, cuando se me pasase la ansiedad, guardarte en el cajón del botiquín hasta nueva herida, nuevo dolor de cabeza.


-¿Llegamos?

-No, sigue durmiendo


Me faltan algunos minutos, me sobran algunas horas. Me faltan para llegar, me sobran para marchar. Letras de MC, hip-hop aburrido. El innombrable* se pierde en un discurso egoversusego, como la mayoría de los perrohumanos que tienen amo. Amo que los pasee, que les traiga el cuenco lleno.


Ayer fue un día terrible, como los últimos días terribles. Horrorosa ingenuidad que se ha perdido en el desequilibrio del aquí-ahora. Y es que mañana, ni es tiempo, ni llega, ni se va. Hip-hop pendenciero, asincopado.


Ayer fue un día para olvidar. Hablé de más, habló la rabia por mí. Recuerdo que no me apetecía volver a casa, que se me clavaron las tareas del trabajo entre los dedos, en las tripas. Follarme al jefe, incluso dar por culo a la de diseño.



Ayer fue uno de esos días, my little queen, en que te sientes tan idiota por dentro como por fuera.


*A Samuel Beckett

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