Entre monstruos

-Hola
-Hola Mara, están intranquilos los árboles, ¿no te parece?
-Llevan así unos días -responde con la madurez de la vejez
-Está demasiado fresca la cuna -Lí
-Tal vez -Mara
-¿Qué hace ahí ese muchacho? -Lí
-Vigila al hijo de Zhong -Mara
-Por si se escapa como tú -Lí
-Jaja -Mara- Igual...

Lí arranca algunos hierbajos de entre las piedras y se acerca al joven.
-Buenas noches
-Eh, ah, hola, buenas noches -Paio
-Parece que hace falta la chaqueta -mientras le mira hacia los brazos desnudos- mi hermano debe ser como tú, si no tardas mucho puedes acercarte a nuestra casa y te dejo una -Lí
-Gracias, pero no voy a estar mucho tiempo, visito a una amiga -Paio
-¿A Mara? -Lí
-(!)
-Muy niña, una pena -Lí
-Sí, pobres padres -Paio
-Lo dicho, si quieres... -Lí

Joden en los eccemas de las noches, vomitan semen en huecos del tiempo, son amantes joplianos en el cero, en el éxtasis de nada, y tosen, suspiros embriagados de veneno. Transforman la calesa en trineo en húmedos maitines sin sermones, mudos gritos de gris desconcierto, que pierden el amor en el aliento de rancios oropeles que corroen. Esponjados orgasmos de extranjeros, oquedades de promiscuo deseo, en las raleas de la tamizada orbe que supura ácidos espejos, aguzadas navajas para cicateros guachos heridos que... por no llorar, joden.

-Vaya -Paio- creo que estoy cansado

Inánime, la piel de mi espíritu te mira, enferma cela sus anhelos, cela los tuyos y avergonzada en tu cama, sueña dolida que son ciegos tus ojos mudos que son muertos por el alma mía. Cuando quiero envolverte, en sueños me zambullo, en suspiros que sangran duelos de amatista para amelar en tus niñas. Y soy yo la que huyo cuando te dibujo invisible en celosías que embargan tus caricias. Untos que amargan rancios, la cecina de las cenizas del corazón. Umbrío embudo que lagrimea licores y vinos, que suspira quimeras que se pierden en el oscuro hueco, oculto en plena luz y que sueñan en fantasías de mágicas madreperlas. Bordados perpetuos, cursis duelos, adorable es su hipocresía, más humillantes sus harapos, cuando caducos.
-Buenas noches -Shumín
-Buenas -Lí
-Tengo que pasar a consultarle algo -Shumín
-¿Esta noche? -Lí
-No, señora -avergonzado- Sé que es tarde
-Pásate el martes hacia media mañana -Lí
-Gracias
Cuatro eran los iris que se retorcían en el espacio. Temblaban y reían, aventureros sentían platónico caos. Se acercaron los iris a retorcerse en el instante. Curioseaban y se escondían, temerosos sentían codicioso caos. Se alejaron los iris, desenroscarse querían. Lloraban y lucían, derrotados sentían agónico caos.
-¡Paio!
-Shumín, ¡qué susto!
-¿De dónde vienes, del cementerio?
-(No podría negarlo)
-¿En qué andarás? -riendo- ¿Bajas?
- Sí
-(Te acompaño)
Serena, confiada. Suaves pasteles desnudan al invierno, sobre el cadáver del helecho corren lombrices tras alimento. Alfombra sonrosada de camelias, lágrimas de estrellas. Sobre la rama -bajo las camas-, arrullos de súplica sumisos del amante, vanidosos suspiros del amado. Fuera, el deseo. Dentro, mi deseo. Consolada, sin sospecha. Dulces delicias visten la primavera.
-¿Y tú? -Paio
-Jeje (no quieras saberlo) -Shumín
"Alma singular que sufres y vas buscando tu paraíso ¡Compadéceme!...Sino te maldigo!"* Hollejo que marchito cruje en las lágrimas del rocío ahogado y, solo, destruído, por la tormenta y el poseído mar, que heridos desamparan al corsario, en la mente del perturbado. Amantes los poetas son, entecos y melifluos pérfidos, innobles yacijas, féretros. "Acaso fui yo quien te enseñó. Quien te enseñó, a vengarte de mis sueños por cobardía, corrompiéndolos."*
*Baudelaire, Charles: "Las flores del mal" (Poema:"Epígrafe para un libro condenado")
*Gil de Biedma, Jaime: "Antología poética" (Poema: "Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma"

2 comentarios:

Histeriahistrionica dijo...
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Histeriahistrionica dijo...

Amor... ¿diluyes en tu almohada henchida, el graznido del buitre que no ceja? ¿El sueño no te deja descansar? Tu sombra adormece tras la puerta del abismo... ¿amor, estás ahí? Angustiada he soñado contigo, permanezco al final de la escalera, colgada en tu llanto, temblando de frío en mi sepulcro horadado de deseo. Te aguardo y siento que he surcado el cielo partiendo mis alas, de crujidos y tinieblas. Te espero al otro lado del camino, cuando transites conmigo, mi alma lo sabrá. ¿Te siento?