Deseo de la mujer, abanico de habanera, escuece el roce de la anguila, ¿qué sueña la sibila cuando el cuerpo amanece con las agrias salivas? Mece mano mía a la dulce niña y despierta a la salvaje que maulle en mi torpe silla. Que haga de mí un fiel paje, un monstruoso suspiro allane.
El alma del diablo, que vendida ante la oscura tez del ángel triste, la hiel, sangre de mujer respire.
-¿Sigues con él? -Paio
-Jeje -Marguerite
-Tus risas de ahora, serán tristezas -Paio
-Me trata como una reina -Marguerite
-La reina de sus sábanas, perdón princesa, que él ya tiene una reina -Paio
-La mujer del gobernador es una pobre vieja -Marguerite
-Una madre que ha perdido un hijo, no seas bruja -Paio
-No entiendo por qué le das tantas vueltas, otras veces te ha dado igual -Marguerite
Al investigador no le gusta mezclar, pero el sexo y la compasión a veces van de la mano.
-¡Sólo 30! -Marguerite
-¿Y cuánto quieres? -Paio
-Desde luego te mimo mucho -Marguerite
-No creo, más bien temes que hable con tu madre -Paio
-Bah -Marguerite
Es increíble que con trece años tenga tanta ambición, supongo que desde antes de nacer ya se soñaba coronada de no sé qué quimeras.
-¿Y qué tal es? -Paio
-No peor que un niño - dice Marguerite mientras le señala con sus pupilas
-Jajaja -Paio
No hay comentarios:
Publicar un comentario