Qué se dice.

Juraría que no huele a nada. Es raro.

En la acera me cruzo con las huellas del gusano. Olfateo las patatas en aceite hirviendo.

Hace hambre. Las calles se tropiezan conmigo.
Oigo el calor.

En cama.
Nada.

Se oyen voces. Mi dormitorio apesta a sueño.
Al alma le estorba el cuerpo.                                             No me gusta. Me sobra.

El lenguaje se pervierte. Más aún cuando se delinea en un papel y se envuelve de hilos.
Aún estoy aquí. Sin lapidarme, entre las sábanas.

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