Dulzaina

Quisiera ser humo,
escapar de mí.
Recorrer tus entrañas
y llegar a tu alma.
Y pasear por tus rincones,
y entrar en tu cama.
Y dormir en tus sueños,
y padecer en tu almohada.

Cual vaho de mi boca,
el alma se fugue
de éste, su cuarto -ola
invisible que huye
a recluir su victoria-,
para intruso inflar
allá en tus entrañas
narcóticas lilas
y cruzar lo que sea
que me lleve a tu alma.

Y allí, cortesana:
-Bañarme en tu lengua
y mientras tú dormías,
en tus ojos, soñar.

(Engurrio inválido,
tormenta de espíritu
frenético, mi hálito.)

Las dísonas penas
velan al heraldo,
reposan enfermas,
roban el candado...
y cruzan lo que sea
que les lleven a tu alma.

Para allí, ladronas:
-Bañarse en tu lengua,
y mientras tú dormías,
en tus ojos llorar.


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