Son eternas las cosas,

más que una vida.

Sus cosas.
Las mías.

Pensamientos a medio crear.
Vino sobre la mesa,
                                agua.

¿No te aburres a mi lado?
Gritan fuera -niñas que murmuran...

Se encuentran las palabras,
se escapan, sin preguntar.

Lamen los cachorros, la carne
                                   que se guarda de no morir de momento.

Las madreselvas se evaporan.
Ungüentos de incienso visten nuestros sabores.
                                                 Se filtra benjuí en nuestra razón. 

                               Y mientras tanto,
dispongo en orden mis sensaciones.

Sirviendo café mojado en leche.
Sorprendida hablando sola.
Mirándome el ombligo.
Discutiendo con mi espejo.

Ahora entiendo,
aquello que para mí, no quiero.

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