Espuma

Y burbujas de cava delante del espejo, encima del lavabo. Una toallita se desliza sobre el párpado y emborrona la máscara de tu minúscula feminidad: La sombra de ojos, verde y marrón, el eyeliner y rimmel, negros. Los pómulos ligeramente hotpink, el lápiz de labios, frambuesa y un suave gloss que apetece comérselo. Manicura francesa y aceite de chocolate.

El agua, fría y caliente a ratos, golpea la piel como pelotitas de granizo. La espuma empapa el cuerpo y el suelo, la esponja pela el músculo. El negro cabello se pega a mi rostro y a mi espalda, el vello se encoge. Entre las tres paredes y la puerta de cristal, el vapor se enjaula, el vaho se engancha. 

Se arrugan mis dedos, se tensa la dermis. En el instante desplazado por los pezones y algo más abajo, un suspiro. No respondo a caricias ajenas, sólo a las mías.