Vértigo

Es una constante en ciertos momentos mirar hacia abajo y sentir deseos de lanzarse. Desde el gallinero del teatro Principal, desde la ventana del piso de Sandra, desde la de mi despacho. Vivo en un primero y, no es casual.


No son deseos autolíticos, más bien se asemeja a una incontinencia gravitatoria. Hace unos días, en mi cuarenta cumpleaños, no tuve tiempo a pensar en ello. Lorena llamó para decirme que Sandra llevaba veinticuatro horas en coma. Desde entonces hasta hoy sólo espero dejar en algún momento de pensar en el significado de las cosas, en si al final no sería tan mala idea mearse encima.

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