Hedonism


El Turko está petadísimo, como siempre a esta hora. Los mojitos no son los mejores del mundo, pero al menos el hielo está picado y, fuera, las estufas disuelven el frío de la copa y del invierno. Lorena, como siempre tarde, acaba de llegar, las demás, entre ellas María, ya llevan un tiempo revoloteando entre los empujones. María es la única que aún deja caer el enfado a la reincidente.
-Joder, niña
-Ya... lo sé
-Ya, ¡pero no cambias!

Juan saluda desde lejos, mientras se va acercando.
-¿Qué tal chicas?
-Igual que siempre, ¿y tú?
-Tomando unas copitas, tú, ¡tan guapa como siempre! -hacia María
-Esta es Lorena -sin hacer caso

Acaba de llegar Gerardo, María, Lorena y Paula, se sitúan.

-Encantada, yo soy Juan, ¿vienes mucho por aquí?
-Pues, la verdad es que sí
-No te había visto antes
-Hola -Gerardo
-Hola -Lorena y María
-¿Dónde os meteis que no se os ve?
-Hola, soy Gerardo
-Yo, Juan

Dándose la mano, observándose con curiosidad.

-Y, ¿Paula?
-En la barra, pidiendo
-Bueno, voy entonces a saludarla

Intimidado se retira.

-Y, ¿te dedicas a...?
-Soy psicóloga
-Ah, pues...
-No, no voy a hacerlo...
-¿El qué? -sorprendido
-Que no estoy trabajando...
-Jaja, no si lo supongo, estarás aburrida de que te hagan comentarios...
-La verdad es que sí
-Toma, era un mojito, ¿no?
-Te presento a Paula, mi hermana
-Ah, me suenas
-Tiene un pub
-Ah, sí, ya el Pubis. Y hoy, ¿no trabajas?
-Cena de chicas, hoy delegué
-Este es...
-Acabamos de presentarnos
-Ya y, ella es...
-María, nos conocemos
-No sabía
-El mundo es un pañuelo

No sabemos cuánto, hasta que nos vemos ahogados entre los mocos. Aquí estamos Lorena mirando de reojo a Juan, Juan disfrutando con su amiga María, María incomodada con la presencia de Gerardo, Gerardo avanzando hacia Lorena. Y, por supuesto, fuera.

-Bueno, pues nos vemos
-Chao
-Chao -todas
-¿Quereis tomar algo?
-Tenemos -María mostrando la copa
-¡Cuidado!
-Lo siento
-¿Qué pasó?
-El pitillo
-Hay que dejar de fumar
-Lo sé, siento el frío
-Puedes aprovechar -sonriendo
-Ya -mostrando pocas ganas

Es curioso cómo hemos pasado de exigir libertad a transigir sin apenas mostrar lucha. Si lo piensas, lo sorprendente es la suavidad de la respuesta global. Y no estoy hablando del tabaco, como lo hacen todos, hablo de la naturalidad con la que nos rendimos a los acontecimientos, sean los que sean en los que estemos pensando. Y es que en realidad, ¿estaremos madurando? O peor... envejeciendo.

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