Crisis

Reconozco que no es adecuado hablar sobre ciertos temas. Sin embargo, llegado a este punto, y teniendo en cuenta cómo está la situación con el reino de Rois, me importa ya poco lo que puedan pensar.

-¡No lo sabes!
-¿El qué?
-¿Por qué me enfurezco tanto contigo?
-No entiendo
-¡Maldito seas!

Los hermanos se miran. se abandona en su angustia y echa a correr hacia el cementerio. En el camino se cruza con Frey.

-Sacerdotisa puedo caminar con vos
-¿Caminar?
-Si teneis prisa, yo tengo cuatro patas, que pueden seguir el ritmo, y también, aflojarlo
-¿Y si prefiero que no vengais?
-Lo que tú desees

La mirada dura de la mujer se cruza con la curiosidad del animal. Ambos se encuentran en la línea pasajera del combate.

-Pero, ¿qué te ocurre?
-Nada
-Algo sí
-No sé

Las dimensiones se revelan. Si pudiera saber qué guión sigue Balzac o Joyce. Si detrás está dios o no hay nada, o incluso, quizás, tal vez, estés tú. Un Lovecraft experimentado en viajes oníricos, o en realidades incapaces de sustentarse en sus propias convicciones. O si, como aseguras, las convicciones no pueden sustentarse en argumentos científicos. La Ciencia tiene cara de energúmena. Fíjate bien, ¿a que sí?

Infranqueables son las necesidades, pero más las demandas. Incómodos los perfumes de los cuentos zoofílicos de Apuleyo. No tengo ritmo, y apenas deletreo una pequeña ficción. Se amontonan sensaciones, no reaccionan las redacciones. Ensayos que se pierden en la pereza de lo cotidiano, en el para mañana, en el no sé cómo.

-¿Necesitas hablar?

-Mucho, pero no me iba a sentir mejor y, de verdad, no tengo tiempo

-Hace frío

-Un poco

Punzadas en el estómago, lágrimas secas. Hasta dentro de un par de días no se me pasará el efecto.

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