Descansando

Cada noche cuando me acuesto, sueño con despertar con el olor a muerto de las campanas. A mi esposa la escucho latir fuerte, de espaldas a mí, con su buen culo señalándome mis partes. Al hijo del gobernador echándome su aliento de gusanos tan cerca de mi nariz que náuseas es poco para describir lo que siento.

Hace años, la reina, abuela del heredero, agotada me sonreía mientras enterraba a su marido. Un montón de políticos y algún burócrata exhibió junto a cuatro aldeanos soberana tristeza, mientras mi madre no dejó parpadear al rictus. Di que aquel hombre no la divirtió mucho en la cama, ni tampoco la acompañó en los paseos, según supe a medida que crecía. Tampoco la engañó. Se diría que sólo tenía un interés: La batalla. Algunos hablaban de un ser heróico, otros sin embargo insinuaban su gusto por matar... Aún siendo cierto esto último, no era un obsceno, que una cosa es clavar la espada y otra muy distinta encararse con la Señora.

Con la Muerte no se llevaba bien, de hecho se retorció de dolor antes de dejarse vencer por ella. Lo imposible sufrió, dijeron los médicos. Cualquiera no, si uno no se quiere marchar...

Amanece, me pregunto si habrá alguna novedad en el cementerio...

-Buenos días -Rén

-Buenas, majestad -Shú

-Jajaja -Rén

-Jajaja -Shú

-¿Crees que el pequeño aún duerme? -Rén

-No debería, tiene que estar en la escuela -Shú

-Parece que será un día apacible -Rén

-Tal vez -Shú

-Te vendrías conmigo a los jardines de Salvar -Rén

-¿Qué teneis que hacer allí? -Shú

-Quedé con Lí, para resolver algunos asuntos con los de Justomedio -Rén

-Estoy cansada, ayer me desvelaste cuando te acostaste -Shú

-Lo siento, quédate entonces -Rén

Junto a la mesita de noche su medicina. Duermevela impaciente:

-(Vete ya) -Shú

-Chao mi reina, jajaja -Rén

-(Vete al infierno) -Shú