Lazarillo

Se impone el reflejo de la tormenta, el agua turbia afina la imagen de un país de países sin crédito:
-¿A quién mentiste, mi pastora? -Idiota
-A Europa -Trece
-¿Seguro?
-Y a mí misma

En la despensa pan duro y pastelillos rancios, la pequeña fortuna en herencia se va perdiendo en veladas carnívoras, que aún queda, gritan los otros idiotas.