De B. A. B.

Alma singular que sufres
y vas buscando tu paraíso
¡Compadéceme!... Si no te maldigo. 1

Hollejo que marchito cruje
en las lágrimas del rocío
ahogado y, solo, destruido,
por la tormenta y el poseído mar,
que heridos desamparan al corsario, 
en la mente del perturbado.

Amantes los poetas son,
entecos y melifluos pérfidos,
innobles yacijas, féretros.

Acaso fui yo quien te enseñó.
Quien te enseñó, a vengarte de mis sueños
por cobardía, corrompiéndolos. 2


1. Baudelaire: Epígrafe par un libro condenado
2. Gil de Biedma: Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma

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