Házmelo así

Con la cabeza aprisionada entre sus manos. Mírame. Me haces daño. No te me escurras. Me asustas. Se hace de día.

-Ahh, ¿de quien huyes?

Te gusta hacerme daño. Un poquito.
-¿Qué te ocurre?

(Basta). Mi niña. (Basta). Me gustas mucho. (Déjame).

-Me gusta encima
-Pero...
-Quiero estar encima

No es un juego narrativo. Es una huída en paralelo.

-Mi niña
-¿Te gusta?

Sí. Me gusta que te guste. Vente.

-No, quiero estar encima

Venga, un poquito. (No). Sí. (No).

-¿Qué pasa?
-Una muchacha y el hijo de Irbis.
-¿Qué les pasa?
-Ella está en el hospital

Parece que iba puesto hasta las cejas. No se ha inmutado cuando le he dicho que casi la mata.

-¿Y ella?

Ella está en la UCI, parece que sus padres no tenían ni idea de que se veía con este individuo. No, no, veintitrés años, ya sabría lo que había. No, claro, no es cría. Ya, ya, le he tomado declaración, a penas si ha dicho nada.

Te concedo un deseo. ¿Cuál? A mí.

-Jaja
-Marguerite

Cuentan que detrás de una roca, en Justomedio, puedes encontrar una fuente que se pelea en pureza con cualquier piedra preciosa. Y que si algún ser humano intenta acariciar su agua directamente con sus manos, se congela de tal manera que quema. Dicen que no envidia la belleza ajena porque es incapaz de verla.

-¡Ya estás aquí!
-Si estorbo me voy
-Vete a la mierda
-Boba
-Idiota

Hasta dónde se arrastrarán las serpientes por averiguar si son capaces de moverse sin piel. Zig, zag, zig.

-¿Coleccionas piedritas?
-Muestran el tiempo que te he estado esperando
-¿Tanto te gusto?
-¡Vete...
-a la mierda!

En la espiral de la angustia, se disfrazan los pasos de saltos y puntapiés. Unos hacia atrás, otros invisibles.

-Los fantasmas no sienten
-¿Y los lobos sí?
-¡Cómo animales!
-Jaja

No puedo sonrojarme de rabia. No puedo empujarte hasta el precipicio. En este cementerio no hay ninguno, sólo algún mal nicho al que de vez en cuando se le escapan las larvas.

-Parece que no descansa tranquilo
-Habrá dejado al amante con medio polvo
-(En fin)
-Vaya con el animal...
-Vaya con la niña...
-Te recuerdo que...

Que detrás de tus ojos no hay nada. Que tus huesos no lo son y que entre ellos, no hay carne.

-Ya lo sé

Amarte es como amar al aire, cuando sopla tu rabia, te siento, si me faltas, te siento; pero al respirarte, te olvido.

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