Kamikakushi

-Soy un bicho

Amargo reconducía su pensamiento, intentanto salir del bloqueo, y la fragilidad de Fabiano* era lo que mejor describía su frustración.

-Soy un animal esperando ser gaseado. ¡Maldito, Alkaian!

Enclavado entre el pueblo y el bosque, el día se va enfriando.

-¡Maldita seas, madre!

-¡Deja de gritar!

-Lo siento

-¡Más lo siento yo! ¡Nos pones a todos nerviosos, hostia!

Cuando los escucha un tercero... la locura acompaña a los diálogos con uno mismo. El tictac del reloj invisible, el tintineo silencioso de la azulada campanilla resuenan en los oídos. Estoy cansado de esperar la llegada de quien no quiere venir. Me pierdo en los espacios del tiempo. Me aguanto la rabia. Me voy apagando. De vez en cuando, burbujean dolores en mi garganta, algo más abajo.

-¡Hijadeputa!

-¡Quieres dormir, joder!

-Estoy sangrando

-¿Qué?

Alrededor las paredes sudan, gotean sobre el suelo. El rocío empapa las sábanas que se enredan entre mis piernas.

-¡Joder, joder!

-¿Qué pasa?

-¡Este imbécil se ha cortado las muñecas!

Esta noche, por fin, hay fiesta, entran y salen luciérnagas del Morral. Un hueco en la prensa, tendrá que atrasarse el juicio, se va a complicar la investigación.

Los seres humanos son bichos que comen bichos -incluso después de muertos. En este último caso, como es de imaginar, duele menos-. Podríamos creer que la capacidad de todos ellos es finita, incluso todo lo contrario. Considerados como hijosdedios, reprendidos por él, juzgaríamos esperar lo suficiente para construir un nuevo tenedor. Afilar el cuchillo que se nos rompió en la última comida.

-¿Dónde está?

-Cuatrocientoscuarentayseis

Se ha parado. Por un momento, un momento largo. Ya no tiene dedos, ha perdido su pene. Se le alargan las piernas, se acartonan los vasos (también los sanguíneos). La boca se queda afónica, la mente se externaliza. Es de otros.

-¿Está?

-En el quirófano

-No entiendo

-Nosotros tampoco

Corren hacia los laboratorios. Se tropiezan los objetos, se descalzan.

-(Fabiano se ríe de mí)

No hay remedio. Dejar de amar a quien nunca has querido, no es tan sencillo.
-Hola, soy

-Dime

-Amargo...

Algunos aún creen en la cicatriz que hay en su barriga. Pudiera ser. No es mi caso. Saberle en el abismo me reconforta. Si no te puedes marchar, al menos no vuelvas. Quédate. Veintisiete anillos te intrigan, deja para mí los nueve últimos.

-(Zorra)

-Buenas, ¿y tú?

-Viendo a un amigo

-¿A estas horas?

-¿Y tú?

-Virginia, ingresó esta tarde

-¿La mujer del gobernador?

-Sí, parece que sufrió un derrame

-¿Y cómo está?

-Insconciente

Liberar almas es como descorchar gaseosas, depende de si andan agitadas. Colaborar con los soldados sin ser amputado, es complicado. Escribir sin vomitar, es más.

-¿Te apetece un café?

-Abrázame

-(No puedo)


*Vidas secas de Graciliano Ramos


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